Reseña: Ready Player One de Ernest Cline

Ready Player One

Ready Player One de Ernest Cline

Mi valoración: 5 de 5 estrellas

Estamos en el año 2044 y, como el resto de la humanidad, Wade Watts prefiere mil veces el videojuego de OASIS al cada vez más sombrío mundo real. Se afirma que esconde las piezas de un rompecabezas diabólico cuya resolución conduce a una fortuna incalculable. Durante años, millones de humanos han intentado dar con ellas, sin éxito. De repente, Wade logra resolver el primer rompecabezas del premio, y a partir de ese momento debe competir contra miles de jugadores para conseguir el trofeo. La única forma de sobrevivir es ganar.

Me gustó mucho este libro, y eso que no tengo la mayoría de las referencias de los años ochenta a las que se alude. No obstante, no hace falta, el libro tiene una historia fascinante, trepidante y cautivadora, con la que no puedes parar de leer.

Me encanta el contraste que existe entre los personajes reales y los avatares respectivos de OASIS (el videojuego en el que los humanos pasan la mayor parte de su tiempo), y me gusta mucho la construcción de la sociedad y del mundo, puesto que resulta totalmente creíble y, sobre todo, factible (un mundo en el que ha habido una crisis energética por el petróleo, la mayoría de la gente no tiene trabajo, vive en la miseria, con vales de racionamiento, y el único escape a la realidad es OASIS).

Me recordó en algunos aspecto a El juego de Ender de Orson Scott Card, por las pruebas que Ender tiene que pasar, y la realidad virtual que allí también se maneja, salvando las distancias.

Lo cierto es que, si bien es una sociedad triste en muchos aspectos, dan muchas ganas de estar ahí dentro, de estar jugando en OASIS e intentar conseguir el huevo de pascua. Lo bueno es que, en un libro tan bien estructurado y narrado, prácticamente respiras el videojuego.

Otro punto a favor: Los personajes. Son fantásticos y brillantes, además de ser unos geeks totales, ¿qué más se puede pedir?

Libro totalmente recomendado, eso sí, mejor disponer de tiempo, porque, por lo menos en mi caso, no pude parar de leer.