Caperucita Roja no tiene ganas |
Caperucita Roja no tiene ganas de Sebastian Meschenmoser
Mi valoración: 4 de 5 estrellas
Una vez más, el lobo se despierta solo en su cueva. Está hambriento y amargado.
Su abuela le había dicho: "Cuando estés amargado, devórate a un niño bien dulce". Dicho y hecho. El lobo se sienta a esperar en el bosque y no pasa mucho tiempo antes de que una niña aparezca en el camino. Lleva una caperuza roja, una canasta con regalos y... está de muy, muy mal humor...
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